SIGUE LA BUSQUEDA DEL CANIBAL DE ARGENTINA
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Luciano Redemí tenía 22 años y una hija cuando en la madrugada del domingo 7 de mayo del 2006 en General Alvear (Mendoza, Argentina) salió a bailar con su amigo de siempre, un menor de 17 años conocido como El Toqui. En la puerta de un boliche se encontraron con dos conocidos del barrio, Mauricio Reina Mulena y Sergio Denis Baigorria. Algo hizo que se fueran de allí los cuatro rumbo a una fábrica abandonada, donde en un momento y tras lanzar una frase al aire Mulena se abalanzó sobre Redemí y comenzó a apuñalarlo, una, dos, tres veces, hasta llegar a las 30 puñaladas que se le contabilizaron al cuerpo. Hasta allí sería la historia de otro crimen más en el mundo, sino fuera por lo siguiente: Ante la mirada estupefacta de los demás, Reina Mulena agarró su ensangrentado cuchillo, se sentó arriba del cuerpo de su víctima y comenzó a cortarle un pedazo de la piel del omóplato derecho del muerto. Cuando terminó de cortarlo miró a su alrededor, se lo metió en la boca y empezó a masticar. En ese momento dijo: “Un almita más para mí“. Luego de lanzar otro tipo de frases como “está salado”, le cortó también una parte del tobillo, agarró una hoja del documento de Redemí, le prendió fuego y se la metió por el ano. Uno de los crímenes más sangrientos de la historia de Mendoza y Argentina estaba consumado. Pero Mulena no se quedó ahí, no se sabe si obligándolos o no, arrastró junto a El Toqui y Baigorria el cuerpo de la víctima, que arrojó dentro de una fosa artificial de la antigua fábrica.
Como Luciano Redemí no volvía a su casa su familia comenzó a buscarlo. Uno de los que los ayudaba era El Toqui. Entre tantas puertas que golpearon preguntando estuvo la de Reina Mulena: “No, al flaco no lo he visto”, habría sido la respuesta fría del asesino. Cuando entró en acción la policía Mulena y sus cómplices volvieron a lugar del hecho y sacaron el cuerpo de Redemí, lo arrastraron unos 40 metros para enterrarlo tres metros bajo tierra. Cuatro días después del hecho, la policía halló el cadáver y los dos cómplices cayeron presos y detallaron el horrible crimen. En medio de la conmoción social todos fueron en búsqueda de Reina Mulena, pero ya no estaba. Se dijo que se lo vio subirse a un colectivo enfundado en gafas negras y se fue al sur del país. A más de un año de ese hecho se hicieron muchos allanamientos en Mendoza y otras provincias buscándolo, pero todos fueron negativos. Hoy, Mauricio Reina Mulena es el hombre más buscado por la policía de Mendoza, pero ya nadie lo llama por su nombre: es el caníbal.
Como Luciano Redemí no volvía a su casa su familia comenzó a buscarlo. Uno de los que los ayudaba era El Toqui. Entre tantas puertas que golpearon preguntando estuvo la de Reina Mulena: “No, al flaco no lo he visto”, habría sido la respuesta fría del asesino. Cuando entró en acción la policía Mulena y sus cómplices volvieron a lugar del hecho y sacaron el cuerpo de Redemí, lo arrastraron unos 40 metros para enterrarlo tres metros bajo tierra. Cuatro días después del hecho, la policía halló el cadáver y los dos cómplices cayeron presos y detallaron el horrible crimen. En medio de la conmoción social todos fueron en búsqueda de Reina Mulena, pero ya no estaba. Se dijo que se lo vio subirse a un colectivo enfundado en gafas negras y se fue al sur del país. A más de un año de ese hecho se hicieron muchos allanamientos en Mendoza y otras provincias buscándolo, pero todos fueron negativos. Hoy, Mauricio Reina Mulena es el hombre más buscado por la policía de Mendoza, pero ya nadie lo llama por su nombre: es el caníbal.
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